Durante 13 años, en el Londres del XVII se no se podía entonar un villancico, colocar una guirnalda o preparar un abundante festín para celebrar el nacimiento del Niño Dios
El Nacional
A mediados del año 1645, un movimiento antinavidad comenzó a fraguarse entre el sector más purista de la sociedad, que consideraba inmoral cualquier celebración externa a los servicios religiosos.
Justo dos años después, el Parlamento inglés declaraba ilegal los actos asociados al Día del Jolgorio de los Paganos, como se referían al 25 de diciembre, de acuerdo al portal Abc.es
Oliver Cromwell, que en 1963 se convirtió en Lord Protector (título para jefes de estado) fue el encargado de aplicar esta medida.
De acuerdo al sitio, esta prohibición fue una de las consecuencias menos analizadas de las guerras civiles inglesas en el siglo XVII.
De comidas confiscadas y árboles quemados
Cromwell dio poder a la policía para confiscar los platillos preparados para Navidad. Asimismo, los árboles fueron guardados o quemados, al igual que los adornos para la ocasión. Incluso los cánticos navideños fueron silenciados.
"No sólo se cancelaron las celebraciones debidas al nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, sino que, para consternación general, se ordenó tratarlo como cualquier otro día laborable. El propio Parlamento celebró sesión en el mismo día de Navidad entre 1644 y 1656", afirma el escritor e investigador inglés Desmond Morris, en su libro Tradiciones de Navidad, relata Abc.es.
La obsesión por vetar cualquier señal de celebración navideña llegó incluso a prohibir la fabricación de los "mince pies", dulce típico de la Navidad británica hecho a base de hojaldre relleno de frutas, pasas, almendras, especias y licor.
La irritación popular por estas medidas causó disturbios en muchas ciudades, como Cantebury, donde quienes se atrevían a desafiar los vetos se enfrentaban a la violenta represión de la policía.
Finalmente, la Navidad volvió a celebrarse dos años después de la muerte de Cromwell, en 1658. Al asumir el poder, el rey Carlos II reinstauró el festejo con más esplendor que nunca.